Incorporar el pitu y los líquidos para la cocción lenta
Cuando las verduras estén listas, es momento de volver a incorporar el pitu a la olla. Añade también los ajos dorados que habías reservado. A continuación, vierte el vino blanco y el coñac, removiendo bien para desglasar la olla y recuperar todos los sabores que se han concentrado en el fondo. Estos líquidos aportarán profundidad y aromas al guiso. Luego, añade el caldo de ave hasta cubrir bien el pitu.
Lleva a ebullición y cocina durante 45 minutos, removiendo ocasionalmente. Esta cocción lenta es fundamental para que el pitu se ablande y absorba los sabores del caldo, logrando una textura jugosa y tierna. Una vez terminado el tiempo de cocción, retira el pitu de la olla con cuidado.

Crear una salsa concentrada y llena de sabor
A continuación tritura el resto del contenido hasta obtener una salsa espesa y uniforme. Este paso es clave para conseguir una textura suave y sabrosa que se integrará perfectamente con el arroz. Devuelve la salsa a la olla y mantenla a fuego medio.

Añadir el arroz y darle vida con el azafrán y el pimentón
Con la salsa ya lista y caliente, es el momento de añadir el pimentón dulce y el azafrán. Estos dos ingredientes darán color y un toque aromático característico al plato. Remueve bien para que los sabores se mezclen.
Ahora, agrega el arroz redondo «La Fallera» y, si es necesario, un poco más de agua para asegurar que haya suficiente líquido para la cocción del arroz. Remueve suavemente para repartir el arroz de manera uniforme en la olla. Cocina el arroz durante aproximadamente 16 minutos.

Reincorporar el pitu
Cuando falten unos 5 minutos para que el arroz esté listo, añade de nuevo el pitu a la olla, integrándolo con el arroz y la salsa. Este paso permitirá que el pitu vuelva a impregnarse de los sabores y aporte su textura jugosa al plato. Deja que repose durante 5 minutos adicionales antes de servir.

Servir y decorar con perejil fresco
Finalmente, sirve el arroz con pitu en platos individuales o directamente en la olla, como es tradicional en muchas recetas de arroz. Decora con perejil fresco picado para añadir un toque de frescura y color. Este detalle no solo realza la presentación del plato, sino que también aporta un ligero contraste de sabor.
