¿Quieres cocinar una paella que brille en la mesa y conquiste a todos? La paella mixta es el plato ideal para esos días de reunión: carne, marisco, verduras y un arroz que lo une todo. Tiene ese punto festivo que hace que cocinarla sea casi tan divertido como comerla.
El reto está en darle al arroz el punto justo y conseguir que cada ingrediente aporte su sabor sin tapar a los demás. Pero no te preocupes: con un poco de orden y algunos trucos caseros, vas a lograr una paella digna de celebración sin necesidad de complicarte.
Y si te quedas con ganas de más, prueba también este arroz con cocochas de bacalao o esta paella de la huerta con pollo. Son recetas perfectas para seguir disfrutando del sabor valenciano en buena compañía.
¿Encendemos el fuego y nos ponemos manos a la obra?
Tenerlo todo listo antes de encender el fuego es el primer secreto de una buena paella mixta. Limpia con calma los gambones y pon los mejillones en agua con sal para que suelten la arena. Corta el pollo y el conejo en trozos medianos: así se cocinan parejos y mantienen la jugosidad.
Lava la judía verde y ralla los tomates para el sofrito. Coloca cerca el pimentón, el arroz, el azafrán y la sal. Este pequeño ritual te ahorra prisas y errores. Y si lo tuyo es el mar al completo, prueba esta paella de carabineros.
Añade un chorrito de aceite de oliva virgen extra a la paellera y sofríe los gambones un par de minutos por cada lado. Cuando cambien de color y suelten ese aroma a mar inconfundible, retíralos y resérvalos. Quedarán listos para colocarlos al final de la cocción.
Este gesto sencillo impregna el aceite con el sabor del marisco. Así, desde el inicio, el fondo del guiso gana potencia y la paella queda más sabrosa. Un truco fácil que marca la diferencia en el resultado final.
En el mismo aceite donde doraste los gambones, añade el pollo y el conejo a fuego alto. Déjalos sellar hasta que cojan un buen color dorado por todos sus lados. Ese dorado libera jugos que se mezclarán después con el sofrito, dando más cuerpo al caldo.
No tengas prisa: unos 10 minutos suelen ser suficientes, aunque depende del tamaño de los trozos. Esta base es la que sostiene el sabor de toda la paella mixta, así que vale la pena dedicarle su tiempo.
Incorpora la judía verde y el garrofón junto a la carne y deja que se sofrían unos minutos. El calor debe ablandarlas un poco, pero sin llegar a cocerlas por completo. Recuerda que terminarán de hacerse más adelante, cuando el caldo entre en juego.
Este momento aporta el alma vegetal de la paella mixta. Equilibra el sabor de la carne y el marisco con la frescura de la huerta, consiguiendo ese contraste que convierte a la receta en un plato festivo y completo.
Añade el tomate rallado y deja que se cocine a fuego medio hasta que reduzca el agua y se convierta en una base espesa y sabrosa. Remueve de vez en cuando para evitar que se pegue y consigue ese punto ligeramente caramelizado que marcará la diferencia.
Un sofrito bien trabajado es la clave de una paella inolvidable. Es el paso que da personalidad al arroz y asegura que cada grano absorba los matices de la carne, el marisco y las verduras. Ten paciencia: tu paladar te lo agradecerá.
Cuando el sofrito esté listo, añade el pimentón y muévelo rápido. Este paso dura apenas unos segundos y exige atención: lo suficiente para que suelte su aroma, pero sin darle tiempo a quemarse.
El pimentón aporta color, profundidad y ese perfume inconfundible. Si se pasa de fuego amarga, así que aquí lo importante es la rapidez y el control. Un gesto breve que cambia toda la paella.
Añade agua caliente a la paellera y deja que hierva unos 20 minutos. Durante este tiempo se mezclan los jugos de la carne, las verduras y el aceite del marisco, formando un caldo base lleno de matices que dará carácter al arroz.
El caldo debe reducirse un poco y quedar concentrado. Pruébalo antes de seguir y ajusta la sal si lo necesitas. Este es el momento de asegurarte de que la paella ya tiene sabor incluso antes de añadir el arroz.
Reparte el arroz redondo de La Fallera por toda la paellera y vierte la infusión de azafrán. Da una vuelta ligera para que se distribuya bien y deje su color y aroma inconfundibles. Aquí empieza la magia: el arroz comienza a absorber todo el sabor del caldo.
Cocina a fuego vivo durante unos 8 minutos sin volver a moverlo. De este modo el grano se asienta y empieza a formarse el socarrat, esa capa dorada tan celebrada que todos buscan en el fondo de la paella.
Baja el fuego y cocina unos 8 o 9 minutos más, hasta que el arroz esté en su punto. Coloca con cuidado los gambones y los mejillones sobre la superficie: no solo aportan sabor, también convierten la paella en un plato que entra por los ojos.
Cuando el caldo se haya consumido, apaga el fuego y deja reposar 5 minutos tapado con un paño. Este descanso es imprescindible para que los granos terminen de asentarse y los sabores se fundan en cada cucharada.
Hacer una paella mixta no es complicado si usas ingredientes de calidad y te organizas bien en la cocina. Lo bonito de esta receta es que, además de aprender la técnica, disfrutas del proceso y del momento de compartirla. La mezcla de carne, marisco y verduras convierte cada cucharada en una fiesta mediterránea.
Si te has quedado con ganas de más, anímate a preparar también otras recetas tradicionales como la paella de verduras o un reconfortante arroz meloso con pollo. Con La Fallera, cada arroz es una excusa perfecta para reunir a la familia y brindar por lo que nos une.