Curiosidades
En este vídeo te presentamos la más septentrional de nuestras recetas: la paella de Castellón. El arroz viene acompañado de costillas de cerdo y “pésols fins” (tirabeques). La costilla queda tierna y jugosa y complementa al pollo y conejo a la perfección, mientras que el tirabeque aporta frescor y un punto dulce y crujiente.
Es habitual incluir alcachofas (plato regional con Denominación de Origen en Benicarló) y pimiento rojo en tiras.
La paella de Castellón es un fiel reflejo de su tierra: un plato diverso, que lleva la integración por bandera y de marcados contrastes que aportan un resultado final delicioso.
Los tirabeques
Los tirabeques también se conocen como bisaltos o guisantes capuchinos y en algunas regiones como miracielos.
Originarias de Asia y el Mediterráneo, son unas leguminosas que vienen envainadas, muy similares a las judías, pero con la característica de ser mucho más finas y aplanadas.
Las vainas de tirabeques son distintas de otras vainas, ya que se deben comer enteras, sin pelarlas y deben comerse cuando aún están frescas, ya que de lo contrario pierden su sabor y textura.
Historia de la paella
La paella comenzó como un plato que era consumido por gente humilde en las zonas rurales de Valencia. En torno a los siglos XV y XVI, los campesinos y pastores locales solían consumirla, ya que se trataba de una receta que incluía ingredientes de fácil acceso en la región.
De hecho, su origen se suele situar en la emblemática zona de la Albufera. Hasta ahí llegaron los cultivos de arroz, después de que Jaime I ordenara, hacia el año 1238, que estos se alejaran de los núcleos urbanos, ya que a estas zonas de siembra se les consideraba una fuente de enfermedades, principalmente por la humedad.
Y, aunque cueste creerlo, la primera paella o, mejor dicho, un plato precursor de la paella fue un arroz cocinado simplemente con harina y leche de almendras. Esta receta se fue enriqueciendo poco a poco añadiendo otro tipo de ingredientes como el arroz con conejo o la liebre, pato, pollo o incluso caracoles.
Estas carnes comenzaron a mezclarse con las verduras que cultivaban los mismos campesinos, así como con otros ingredientes, entre ellos, el azafrán y el aceite de oliva. Y todo esto solía cocinarse a fuego lento y con leña, concretamente con madera de naranjo.
Pero algo que ha marcado el desarrollo de la paella, desde sus inicios, es el surgimiento de diversas variantes. Estas han sido determinadas en buena medida, por los ingredientes disponibles en las zonas donde han ido surgiendo. Por ejemplo, en las zonas más cercanas al mar, a este plato se le fueron agregando mariscos.
Y así surgieron decenas de variantes de la paella, como esta paella de Castellón que te presentamos.