Si hay un plato que siempre impresiona, ese es el arroz negro con chipirones. Oscuro, brillante y lleno de sabor a mar, es de esos arroces que llaman la atención solo con verlos llegar a la mesa. Pero no te preocupes, hacerlo en casa es mucho más fácil de lo que parece: solo necesitas un buen sofrito, chipirones frescos y la tinta de calamar que le da ese color tan característico y su sabor inconfundible.
Este arroz negro tiene lo mejor de dos mundos: la intensidad del mar y la cremosidad de un meloso bien hecho. La clave está en dejar que el sofrito se cocine despacio, en no tener prisa, y en dar ese toque final con los chipirones doraditos por encima y un ligero punto cítrico que lo despierta todo.
Y si te quedas con ganas de seguir experimentando sabores del mar, échale un ojo a este arroz negro con sepia o a este arroz con chipirones. Verás cómo cada versión tiene su encanto, pero todas comparten ese gusto a Mediterráneo que nunca falla.
Antes de encender el fuego, deja todo listo: limpia bien los chipirones y separa la mitad para el sofrito y la otra mitad para freírlos al final. Pica la cebolla y el pimiento verde, ralla los tomates y ten preparado el fumet de marisco caliente con la tinta ya mezclada. Es un pequeño gesto, pero te evitará carreras después.
Y si te gustan los sabores intensos, échale un vistazo a este arroz con calamares en su tinta. Prima hermana de esta receta y un auténtico gustazo.

En una paellera o cazuela baja, añade un buen chorrito de AOVE y sofríe la cebolla y el pimiento a fuego medio hasta que estén tiernos y empiecen a oler a gloria. Después añade el tomate rallado y deja que reduzca hasta quedar bien concentrado. Aquí es donde empieza la magia del arroz negro, así que dale su tiempo.

Añade los chipirones troceados (la mitad que reservaste) y saltéalos un par de minutos. Después incorpora el pimentón de la Vera y remueve rápido para que no se queme. Ese toque ahumado le dará profundidad al caldo —un detalle pequeño, pero que marca la diferencia.

Vierte el fumet de marisco con tinta bien caliente y mézclalo todo con el sofrito. Cuando rompa a hervir, ajusta de sal si hace falta. En este punto la cocina empieza a oler a chiringuito mediterráneo… y eso siempre es buena señal.
Reparte el arroz redondo La Fallera por toda la superficie y deja que cueza unos 15 minutos sin remover. Sí, sin moverlo. Así conseguirá esa textura melosa pero suelta, tan típica del arroz negro bien hecho.

Mientras el arroz hace su trabajo, pasa los chipirones reservados por un poco de harina y fríelos hasta que queden crujientes. Serán el toque final perfecto: un contraste delicioso entre meloso y crujiente.

Añade unos puntitos de ajonesa por encima, un poco de ralladura de limón y, si te gusta la presentación más elegante, unos gajitos de limón por encima. El toque cítrico aviva el sabor del mar y lo equilibra de maravilla.
Apaga el fuego y deja reposar el arroz unos 5 minutos. En ese ratito el arroz se asienta, el caldo termina de integrarse y el plato queda listo para brillar. Ahora sí: directo a la mesa y a disfrutar.

El arroz negro con chipirones no es solo una receta: es un pequeño homenaje al sabor del mar. Con un buen sofrito, un fumet casero con su tinta y chipirones frescos, se convierte en un plato que seduce primero por la vista y luego por cada cucharada. Tiene carácter, presencia y ese punto meloso que hace que la mesa quede en silencio por un momento.
Y si te has quedado con ganas de seguir viajando por sabores marineros, anímate con este arroz meloso con sepia y gambas o con este arroz meloso con pulpo. Con La Fallera, cada arroz tiene su historia… y todas se disfrutan.