Preparación previa de los ingredientes para un ají de gallina perfecto
Antes de comenzar con la cocción, asegúrate de preparar todos los ingredientes correctamente para facilitar el proceso y obtener un resultado delicioso. La pechuga de pollo debe estar completamente descongelada; si necesitas descongelarla rápidamente, consulta nuestra guía para descongelar el pollo de manera rápida. Retira las cortezas del pan de molde para evitar texturas duras en el plato y resérvalas.
Las nueces pecanas deben picarse finamente para que se integren bien en la salsa, mientras que la cebolla morada debe cortarse en trozos pequeños y el ajo en láminas finas, lo que garantizará una cocción uniforme en el sofrito. Por otro lado, ten a mano el queso parmesano rallado para añadir cremosidad al final de la receta. Los huevos deben estar cocidos y pelados para decorar el plato más adelante. Divide el caldo de pollo en dos partes: una mitad se usará para cocer la pechuga de pollo y la otra para empapar el pan y darle una textura más suave al ají.
Mide la cantidad extacta de arroz largo La Fallera, que acompañará perfectamente el ají de gallina, aportando una base suave que contrasta con la cremosidad del plato. Si usas ají amarillo fresco en lugar de pasta, es importante que retires las semillas y venas antes de licuarlo para suavizar su sabor. Finalmente, ten listo el aceite de oliva virgen extra (AOVE), ideal para el sofrito que iniciará la receta. Si quieres conocer más sobre el AOVE, puedes consultar nuestra guía completa sobre qué es el AOVE.
Cocer el arroz para un acompañamiento perfecto
Cocemos el arroz en agua hirviendo durante 13 minutos. Recuerda que para que el arroz quede suelto y en su punto es importante no pasarse en la cocción. Aquí te dejamos nuestra guía sobre cómo cocer arroz blanco para que quede suelto. Una vez cocido, escurre el arroz y resérvalo.
Cocer y deshilachar la pechuga de pollo
En una olla mediana, calienta la mitad del caldo de pollo y agrega la pechuga de pollo entera. Cocina a fuego medio durante unos 20 minutos o hasta que esté completamente cocida. El caldo no solo cocerá la pechuga, sino que le dará sabor, por lo que es esencial utilizar un caldo sabroso.
Una vez que la pechuga esté lista, retírala del caldo y déjala enfriar un poco. Cuando se haya enfriado, deshilacha el pollo, algo que ayudará a que el pollo se mezcle mejor con la salsa, asegurando que cada bocado esté lleno de sabor. Resérvalo para más adelante.
Empapar el pan en caldo de pollo
En un bol aparte, coloca el resto del caldo de pollo caliente y añade las rebanadas de pan. Deja que el pan se empape bien en el caldo hasta que quede completamente suave y esponjoso. Este paso es clave para darle cuerpo a la salsa del ají de gallina, aportando una textura suave y cremosa.
El pan empapado actúa como un espesante natural, y además, absorbe el sabor del caldo, intensificando el sabor del plato final. Resérvalo para el momento en que prepares la salsa.
Preparar el sofrito con cebolla, ajo y ají amarillo
Calienta una sartén a fuego medio y añade un chorrito de AOVE. Incorpora la cebolla morada picada y los ajos laminados, cocinándolos durante unos 10 minutos a fuego medio-bajo. El objetivo es pochar las verduras, es decir, cocinarlas lentamente hasta que estén suaves y ligeramente caramelizadas, sin llegar a quemarse. Este proceso potenciará los sabores del sofrito.
Después, añade las nueces molidas (pecanas o nueces normales) y cocina durante unos minutos para que suelten sus aceites naturales. Finalmente, agrega la pasta de ají amarillo y remueve bien, cocinando todo junto durante unos 5 minutos más para integrar los sabores.