En La Fallera, entendemos que la base de una cocina saludable y deliciosa reside en la elección de ingredientes auténticos y nutritivos. Hoy, por ejemplo, nos sentamos en torno a la mesa para ver qué es el ají, mucho más que un fruto picante, todoun símbolo de identidad culinaria en numerosos países de América Latina. Conocido también como chile o pimiento picante, el ají aporta color, sabor y una dosis de intensidad única a una gran variedad de platos tradicionales y contemporáneos. Su versatilidad en la cocina, su impacto cultural y sus propiedades nutricionales lo convierten en un ingrediente indispensable en muchas culturas gastronómicas. Desde suaves hasta extremadamente picantes, los diferentes tipos de ají conquistan paladares y celebran la riqueza de la biodiversidad americana. Si quieres, antes de empezar con una receta picante, abrimos boca con unos pimientos rellenos de arroz. Sigue leyendo si quieres emociones fuertes, ¡ají al poder!

Origen y características del ají

El ají es un fruto originario de América que pertenece al género Capsicum. Utilizado desde tiempos precolombinos por civilizaciones como los taínos, mayas e incas, el ají ha sido un elemento central en la cultura, la medicina tradicional y, por supuesto, la gastronomía.

La palabra «ají» proviene del idioma taíno y aún hoy se usa ampliamente en países como Perú, Colombia, Ecuador, Venezuela y Bolivia, entre otros. Su forma, color y nivel de picante varían enormemente según la especie y el entorno donde se cultiva. Además de su sabor picante característico —producido por la capsaicina—, el ají es un ingrediente valorado por su intensidad aromática, sus propiedades antioxidantes y su capacidad para potenciar el sabor de los alimentos sin necesidad de añadir grandes cantidades de sal o grasa. En los siguientes apartados exploraremos la planta que lo origina, sus principales variedades y la anatomía de este fruto tan especial.

La planta de capsicum: hogar del ají

 

El ají nace de la planta del género Capsicum, que forma parte de la familia de las solanáceas, la misma a la que pertenecen el tomate, la berenjena o la papa. Esta planta herbácea o arbustiva se adapta bien a climas cálidos y templados, y se cultiva ampliamente en América, Asia y otras regiones tropicales.

Existen cinco especies domesticadas de Capsicum que producen distintas variedades de ajíes, cada una con características únicas en forma, tamaño, color y picor. Las más conocidas son:

  • Capsicum annuum: Incluye ajíes dulces y picantes como el jalapeño o el pimiento morrón.
  • Capsicum frutescens: Engloba variedades muy picantes, como el tabasco.
  • Capsicum chinense: Conocida por sus niveles extremos de picante, como el habanero o el ají charapita.
  • Capsicum baccatum: Muy popular en América del Sur, con ajíes de sabor más afrutado, como el ají amarillo.
  • Capsicum pubescens: Típico de regiones andinas, con frutos carnosos y resistentes al frío, como el rocoto.

Estas plantas pueden alcanzar alturas de entre 40 cm y 1,5 metros, y sus flores blancas o violáceas dan paso a frutos que varían en color del verde al rojo, pasando por tonos amarillos, naranjas, morados o incluso marrones.

Variedades de ají: un arcoíris de sabores

Existen cientos de variedades de ají en todo el mundo, y su diversidad es tan rica como los sabores que aportan. Desde los más suaves hasta los más picantes del planeta, los ajíes se clasifican por su forma, color, nivel de capsaicina y uso culinario.

A continuación, te presentamos una tabla con algunas de las variedades más populares de ají, sus características y usos típicos:

Nombre del ají Color Nivel de picor (SHU) Uso culinario
Ají amarillo Amarillo intenso 5.000 – 15.000 Base del ají de gallina y otros platos peruanos
Ají limo Rojo / Naranja 30.000 – 50.000 Perfecto para ceviches por su aroma cítrico
Ají rocoto Rojo / Amarillo 30.000 – 100.000 Usado en guisos andinos y salsas potentes
Ají panca Marrón oscuro 1.000 – 1.500 Ideal para adobos y marinados por su sabor ahumado
Ají charapita Amarillo pequeño 100.000 – 250.000 Picante intenso; se usa en salsas amazónicas

Como ves, el ají no es solo sinónimo de picante: es una paleta de colores, intensidades y matices de sabor que enriquecen las cocinas de todo el continente americano. ¿Te apetece descubrir una receta tradicional que utiliza el ají como protagonista? No te pierdas este delicioso ají de gallina, un plato icónico de la cocina peruana. ¡Sigue leyendo y explora todo sobre este fascinante condimento!

Ají de gallina

Anatomía del fruto: de la piel a las semillas

El ají, como todos los frutos del género Capsicum, presenta una estructura interna que influye tanto en su sabor como en su nivel de picante. Conocer su anatomía permite aprovechar mejor sus usos culinarios y entender dónde se concentra su intensidad.

Aquí te detallamos las principales partes del fruto:

  • Piel (epidermis): Fina y brillante, protege el interior del ají. Su color varía según la variedad y el grado de maduración.
  • Mesocarpio (pulpa): Parte carnosa y jugosa del ají, donde se concentra la mayor parte del sabor y aroma. En ajíes secos, esta pulpa se deshidrata y concentra aún más sus notas.
  • Placentas: Membranas blancas internas que sujetan las semillas. Es aquí donde se encuentra la mayor concentración de capsaicina, responsable del picor.
  • Semillas: Aunque no contienen capsaicina, están en contacto directo con las placentas, por lo que pueden resultar muy picantes.
  • Tallo: Parte superior que conecta el fruto con la planta. No se consume, pero permite identificar el grado de frescura del ají.

Para quienes buscan sabores intensos pero equilibrados, retirar las placentas y semillas antes de cocinar es un buen truco para moderar el picante sin perder el carácter del ají.

¿Quieres ver cómo se incorpora el ají en otra receta clásica peruana? Prueba este delicioso lomo saltado, donde el ají aporta el toque justo de fuego y autenticidad.

El ají en la gastronomía

El ají en la gastronomía

El ají es mucho más que un simple ingrediente picante. En la gastronomía de América Latina, y en particular en países como Perú, México, Colombia o Bolivia, el ají es un pilar que aporta identidad, sabor y equilibrio a todo tipo de preparaciones. Sus usos son tan variados como sus formas y colores: puede estar presente en crudo, cocido, seco, molido, fermentado o encurtido. Además, es la base de muchas salsas emblemáticas y acompaña desde ceviches hasta guisos, pasando por sopas, marinados y platos vegetarianos. En los siguientes apartados exploraremos los usos culinarios del ají más allá de su picante, las salsas que lo tienen como protagonista y los platos típicos que lo celebran en distintas cocinas americanas.

Usos culinarios: más allá del picante

Si bien el ají es famoso por su picor, su función en la cocina va mucho más allá. Este fruto aporta profundidad de sabor, aroma, color e incluso propiedades conservantes, dependiendo de cómo se utilice.

Estos son algunos de los principales usos culinarios del ají más allá de su poder picante:

  • Como base aromática: En sofritos y adobos, el ají actúa como potenciador de sabor, especialmente cuando se combina con cebolla, ajo y especias.
  • Colorante natural: Variedades como el ají amarillo o el ají panca aportan tonos intensos a guisos y salsas, sin necesidad de colorantes artificiales.
  • Textura: En salsas o cremas, aporta cuerpo y densidad, especialmente cuando se mezcla con frutos secos o pan.
  • Elemento cítrico o frutal: Algunas variedades tienen notas afrutadas o cítricas que dan frescura a platos como ceviches o ensaladas.
  • Marinado de carnes y pescados: Su acción ligeramente antiséptica y su intensidad lo hacen ideal para condimentar alimentos antes de la cocción.

En la cocina, el ají es una herramienta creativa para chefs y aficionados por igual. No se trata solo de cuánto pica, sino de cómo realza cada plato.

Salsas y condimentos: el ají como protagonista

El ají es la base de algunas de las salsas más emblemáticas de la cocina latinoamericana. Su versatilidad lo convierte en un condimento indispensable tanto en recetas caseras como en platos gourmet.

Estas salsas varían en intensidad, textura y color, pero todas tienen en común que el ají es su ingrediente estrella:

Salsa o condimento Ingredientes principales Uso típico
Ajiaco criollo Ají amarillo, ajo, cebolla, caldo Acompaña sopas y platos tradicionales andinos
Salsa de ají verde Ají verde, cilantro, limón, ajo Ideal para pescados, papas y carnes a la parrilla
Ají de maní Ají, cacahuete, leche, pan Típica de Bolivia; acompaña empanadas y carnes
Ají molido seco Ají rojo seco triturado Condimento básico en muchas cocinas americanas
Pasta de ají panca Ají panca, ajo, aceite Base de adobos y guisos peruanos

Estas salsas no solo aportan picor, sino una profundidad de sabor que realza y transforma los platos. Prepararlas en casa es una forma de rendir homenaje a la riqueza culinaria de América Latina.

Platos típicos: recorrido por América

El ají es protagonista indiscutible en muchos de los platos típicos de América Latina. Cada país ha desarrollado su propia forma de utilizarlo, integrándolo en recetas que reflejan identidad, cultura y territorio.

Aquí tienes un recorrido por algunos platos donde el ají brilla con luz propia:

  • Ají de gallina (Perú): Crema espesa a base de ají amarillo, pollo desmenuzado, pan y queso. Un clásico de la cocina criolla peruana.
  • Pebre (Chile): Salsa fresca con ají verde, cebolla, tomate y cilantro. Acompaña carnes y empanadas.
  • Picante de pollo (Bolivia): Guiso con ají colorado, papas y pollo, muy especiado y lleno de sabor.
  • Carne mechada con ají dulce (Venezuela): Ajíes dulces (sin picor) dan el sabor característico a este relleno tradicional de arepas y hallacas.
  • Moqueca baiana (Brasil): Guiso de pescado y mariscos con ajíes, leche de coco y dendê. Fusión de culturas afrobrasileñas y tropicales.
  • Anticuchos (Perú): Brochetas de carne marinadas en pasta de ají panca, vinagre y comino, cocidas a la parrilla.

Estos platos reflejan cómo el ají no solo sazona, sino que construye identidad culinaria. En cada región, su uso cuenta una historia y despierta los sentidos.

Propiedades y beneficios

El ají no solo aporta sabor y color a los platos: también es un alimento con interesantes propiedades nutricionales y efectos beneficiosos para la salud. Gracias a su contenido en capsaicina y antioxidantes, su consumo moderado puede ser un gran aliado en dietas equilibradas.

Además de su acción termogénica (favorece la quema de calorías), el ají contiene vitaminas, minerales y compuestos bioactivos que han sido objeto de estudio en la medicina tradicional y moderna.

En los próximos apartados veremos su valor nutricional, sus efectos sobre el organismo y el papel de la capsaicina como molécula clave de su poder picante.

Valor nutricional del ají

El ají es un alimento bajo en calorías y rico en nutrientes esenciales. Su perfil nutricional varía ligeramente según la variedad, pero en general destaca por su alto contenido en vitamina C, antioxidantes, fibra y minerales.

A continuación, te mostramos una tabla con valores aproximados por cada 100 g de ají fresco:

Componente Cantidad aproximada
Calorías 40 kcal
Carbohidratos 9 g
Fibra 1,5 g
Proteínas 1,9 g
Grasas 0,4 g
Vitamina C 143 mg (más que una naranja)
Vitamina A 952 IU
Potasio 322 mg

Nota: Estos valores son aproximados y pueden variar según la especie y maduración del fruto.

Gracias a esta composición, el ají es una especia con poder nutricional que contribuye al fortalecimiento del sistema inmunológico, la salud cardiovascular y la digestión.

Efectos en la salud: lo bueno y lo picante

El ají, gracias a su contenido en capsaicina y otros compuestos bioactivos, tiene efectos notables en el organismo. Aunque se debe consumir con moderación —especialmente en personas sensibles al picante— sus beneficios potenciales son numerosos.

Estos son algunos de sus efectos más destacados:

  • Estimula el metabolismo: La capsaicina aumenta la temperatura corporal y acelera el gasto energético, ayudando a quemar calorías.
  • Favorece la circulación sanguínea: Tiene efectos vasodilatadores que pueden mejorar la circulación y reducir la presión arterial.
  • Propiedades analgésicas: En dosis controladas, la capsaicina se utiliza en cremas para aliviar dolores musculares y articulares.
  • Potente antioxidante: Gracias a su alto contenido en vitamina C, ayuda a combatir el estrés oxidativo celular.
  • Mejora la digestión: Estimula la producción de jugos gástricos y enzimas, facilitando la digestión (aunque no se recomienda en casos de gastritis).
  • Refuerzo inmunológico: Sus vitaminas y antioxidantes contribuyen a fortalecer las defensas del cuerpo.

A pesar de estos beneficios, se recomienda evitar el consumo excesivo en personas con sensibilidad gastrointestinal o úlceras, y adaptar el nivel de picante al umbral personal de tolerancia.

Capsaicina: el secreto detrás del ardor

La capsaicina es el compuesto químico responsable del picor característico del ají. Se encuentra principalmente en las membranas internas (placentas) del fruto, y en menor medida en las semillas, aunque estas no la producen directamente.

Cuando consumimos ají, la capsaicina estimula los receptores del dolor en la lengua y la boca, provocando una sensación de calor o ardor que no es daño real, sino una respuesta química del sistema nervioso.

Además de aportar intensidad al sabor, la capsaicina tiene múltiples usos e implicaciones:

  • Se utiliza en medicina: Como analgésico tópico para aliviar dolores musculares, articulares y neuropáticos.
  • Activa el metabolismo: Estimula la termogénesis, lo que puede contribuir a la quema de grasa.
  • Acción antimicrobiana: Tiene propiedades que ayudan a conservar los alimentos y combatir ciertas bacterias.
  • Escala de Scoville: La cantidad de capsaicina presente en un ají determina su puntuación en esta escala, que mide el nivel de picor desde lo suave hasta lo explosivamente picante.

La próxima vez que sientas ese toque picante en tu paladar, ya sabes: estás experimentando el poder natural de la capsaicina, un ingrediente con mucho más que sabor.

Cultivo y producción

Tipos de pimientos

El ají, como cualquier otra variedad de pimiento, es una planta relativamente fácil de cultivar, especialmente en climas cálidos o templados. Su adaptabilidad y variedad lo han convertido en un cultivo esencial en América y otras regiones tropicales, tanto para consumo local como para exportación. Desde el huerto casero hasta las grandes explotaciones agrícolas, el ají se produce en distintos formatos: fresco, seco, molido, en pasta o fermentado. Además, cada región productora aporta su toque particular según la variedad cultivada y las técnicas agrícolas empleadas.

Condiciones ideales para el crecimiento

Para que una planta de ají crezca de forma saludable y productiva, necesita ciertas condiciones específicas de clima, suelo y cuidado. Aunque es una planta resistente, maximizar su rendimiento requiere atención a factores clave desde la siembra hasta la cosecha.

Estas son las principales condiciones ideales para el cultivo del ají:

  • Temperatura: Crece mejor entre 20 °C y 30 °C. No tolera heladas ni temperaturas por debajo de 10 °C.
  • Luz solar: Requiere entre 6 y 8 horas de luz directa diaria. La exposición constante al sol favorece la maduración del fruto.
  • Suelo: Prefiere suelos bien drenados, fértiles y con pH entre 6 y 6,8. Evita los suelos encharcados o demasiado ácidos.
  • Riego: Moderado y constante. El exceso de agua puede pudrir las raíces; la falta de riego reduce el tamaño y sabor del fruto.
  • Espaciado: Se recomienda plantar con una separación de 30 a 50 cm entre plantas, para garantizar ventilación y evitar plagas.
  • Fertilización: Aporta compost o fertilizantes ricos en potasio y fósforo durante el crecimiento y floración.

Estas condiciones permiten obtener ajíes de buen tamaño, sabor intenso y color vibrante, listos para enriquecer cualquier cocina.

Principales regiones productoras

El ají es un cultivo fundamental en muchas regiones del mundo, pero especialmente en América, donde se originó y desde donde se ha expandido globalmente. Hoy en día, se produce tanto a nivel local como industrial, en formatos frescos, secos o procesados.

Estas son algunas de las principales regiones productoras de ají a nivel internacional:

País o región Variedades destacadas Usos tradicionales
Perú Ají amarillo, ají limo, ají panca, rocoto Base de la cocina criolla y andina
México Chiltepín, habanero, jalapeño, serrano Platos tradicionales y salsas de todo tipo
Bolivia Ají colorado, ají amarillo Guisos, salsas de maní y empanadas
India Guntur, Kashmiri, Byadgi Currys, encurtidos y salsas picantes
China Tianjin, Yunnan Gastronomía Sichuan y fermentados
España (La Vera) Pimiento de La Vera (para pimentón) Pimentón ahumado, embutidos y guisos

Estas regiones no solo cultivan ajíes de gran calidad, sino que además han convertido este fruto en parte integral de su patrimonio gastronómico y cultural.

Festivales y celebraciones: homenaje al picante

El ají es tan valorado en muchas culturas que ha llegado a tener sus propios festivales y celebraciones populares. Estos eventos no solo exaltan el picante, sino que también son espacios para rendir homenaje a la tradición, el sabor y la creatividad culinaria.

Algunos de los festivales más conocidos dedicados al ají o al chile incluyen:

  • Festival Internacional del Ají (Perú): Se celebra en Lima y otras regiones del país, con ferias gastronómicas, concursos de cocina, muestras de ajíes regionales y exposiciones sobre su cultivo y variedades.
  • Feria del Ají y el Pimiento (Bolivia): Un evento que reúne productores y cocineros de diversas regiones para mostrar el uso ancestral del ají en la cocina tradicional y su importancia económica.
  • National Fiery Foods & BBQ Show (Estados Unidos): En Nuevo México, esta feria reúne a productores de salsas picantes, cultivadores de chiles y amantes del picor de todo el mundo.
  • Fiesta del Chile en Nogada (México): Aunque centrado en un plato específico, este festival celebra también al chile poblano, uno de los más emblemáticos del país.

Estas celebraciones son prueba de que el ají no es solo un ingrediente: es parte de la identidad y el orgullo cultural de muchas comunidades que lo cultivan, cocinan y celebran con pasión.

Consejos para su uso

Alimentos que estriñen: evita el malestar digestivo

El ají puede transformar un plato si se utiliza correctamente. Pero también puede arruinarlo si se maneja sin cuidado. Ya sea fresco, seco, en polvo o en pasta, conocer cómo manipularlo, conservarlo y prepararlo es clave para sacar todo su potencial sin correr riesgos.

En los siguientes apartados te daremos recomendaciones prácticas para elegir, almacenar, preparar y manipular ajíes de forma segura, aprovechando su sabor y beneficios sin sorpresas desagradables.

Cómo elegir y almacenar el ají

Elegir y conservar bien el ají es fundamental para mantener su frescura, sabor y nivel de picante. Ya sea que lo uses fresco, seco o en pasta, estos pasos te ayudarán a sacar el máximo provecho de este ingrediente tan especial.

Guía paso a paso para elegir el ají:

  1. Fíjate en el color: El ají debe tener un color vivo e intenso, sin manchas negras ni zonas marchitas.
  2. Revisa la textura: Debe ser firme al tacto, sin zonas blandas o arrugadas.
  3. Verifica el aroma: El ají fresco suele tener un olor fuerte y característico. Si no huele a nada, puede estar muy verde o viejo.
  4. Ten en cuenta el tipo de receta: Para guisos, los ajíes más carnosos; para salsas crudas, los más aromáticos; para decoraciones, los más coloridos.

Consejos para su almacenamiento:

  • Frescos: Guarda los ajíes frescos en el cajón de verduras del refrigerador, dentro de una bolsa de papel o recipiente ventilado. Duran entre 1 y 2 semanas.
  • Secos: Conservalos en frascos de vidrio herméticos, en lugar fresco y seco. Pueden durar varios meses sin perder aroma.
  • Congelados: Lava, seca y congela enteros o troceados en bolsas zip. Ideales para cocinar sin descongelar.
  • En pasta o encurtidos: Guarda en frascos bien cerrados, refrigerados una vez abiertos. Revisar siempre la fecha de elaboración.

Un ají bien seleccionado y almacenado conserva su esencia, permitiéndote usarlo en múltiples recetas con total confianza y sabor garantizado.

Técnicas de preparación para realzar su sabor

El ají puede aportar distintos matices dependiendo de cómo se prepare. No se trata solo de añadir picante: existen técnicas culinarias que realzan su aroma, textura y profundidad de sabor para cada tipo de plato.

Estas son algunas de las más efectivas:

  • Salteado rápido: Cocinar el ají fresco en un poco de aceite libera sus aromas sin intensificar demasiado el picor. Ideal para bases de guisos o sofritos.
  • Asado o al horno: Potencia el dulzor natural del ají y le aporta un sabor ahumado. Perfecto para salsas, ensaladas o rellenos.
  • Hervido o escaldado: Suaviza el picante de variedades intensas. Se usa frecuentemente en ajíes secos que luego se muelen o procesan en pasta.
  • Fermentado: Técnica tradicional que desarrolla sabores complejos. Muy común en ajíes para encurtidos, pastas o salsas artesanales.
  • Secado al sol u horno: Intensifica el sabor y permite conservarlo durante más tiempo. Útil para preparar ají molido o en polvo.
  • Combinación con ácidos: El limón o el vinagre reducen la percepción del picor y equilibran el sabor. Clave en ceviches y escabeches.

Estas técnicas te permiten adaptar el ají a cada plato, logrando un sabor equilibrado y sabroso sin dominar el conjunto. ¡Experimenta hasta encontrar tu punto ideal!

Precauciones al manipular ajíes picantes

El ají, especialmente en sus variedades más intensas, puede causar irritación en la piel, ojos y mucosas. Por eso, es importante manipularlo con cuidado para evitar molestias y accidentes en la cocina.

Sigue estas recomendaciones para un uso seguro:

  • Usa guantes de cocina: Especialmente si vas a cortar ajíes muy picantes como el habanero, el rocoto o el charapita. Así evitas el contacto directo con la capsaicina.
  • Evita tocarte la cara: No te frotes los ojos, la nariz o la boca mientras manipulas ají. Incluso pequeñas cantidades pueden causar ardor intenso.
  • Lávate bien las manos y utensilios: Usa jabón y agua caliente después de manipular ají, y limpia tablas y cuchillos para evitar contaminación cruzada.
  • Ventila el espacio: Al cocinar grandes cantidades o secar ajíes, ventila bien la cocina para evitar la inhalación de vapores picantes.
  • Ten un producto graso a mano: Si sientes ardor, el aceite o la leche son más eficaces que el agua para aliviar el picor en piel y boca.

Con estas precauciones, disfrutarás del sabor del ají sin sufrir sus efectos secundarios. ¡Picante sí, pero con respeto!

Para terminar, recordamos otro pimiento que no podemos olvidar, como es el pimiento ñora, un ingrediente muy presente en la cocina mediterránea, te invitamos a conocer en profundidad qué es la ñora, su historia y cómo se utiliza en la gastronomía. Este pimiento pequeño, redondo y de color rojo, originario de América, es un tesoro culinario que ha enriquecido la gastronomía española durante siglos. Por si no lo sabías, su historia comienza con su llegada a España desde América, gracias a Cristóbal Colón. Las semillas de este pimiento encontraron un hogar ideal en el monasterio de La Ñora, en Murcia, y desde allí se extendieron a Alicante. Este pimiento se ha convertido en un ingrediente esencial en la cocina levantina. En Murcia y Alicante, la ñora es un ingrediente esencial en platos como el arroz alicantino con salmorreta. ¡A disfrutarlo! ¡Repites seguro!

Conclusión

El ají es mucho más que un condimento picante, es un emblema de sabor, tradición y diversidad. Desde las cocinas andinas hasta las caribeñas y mesoamericanas, ha sabido ganarse un lugar de honor no solo por su intensidad, sino por su capacidad para transformar cada receta en una experiencia llena de carácter.

Con múltiples variedades, propiedades nutricionales y usos que van del plato al arte, el ají representa la riqueza cultural y gastronómica de América Latina. Saber elegirlo, manipularlo y prepararlo permite disfrutar al máximo de sus beneficios y matices. Hablando de pimientos, otra receta donde el pimiento se convierte en un aliado perfecto es en la paella al estilo de La Marina. Como ves, en La Fallera creemos en el valor de los ingredientes que tienen historia y sabor auténtico. Y el ají, sin duda, es uno de ellos. Atrévete a integrarlo en tu cocina con creatividad y respeto por la tradición. Porque cuando hay pasión por lo que comes, el resultado siempre pica… pero en el buen sentido.

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