Hace siglos, los árabes ya ensalzaron su belleza en poemas, denominándola Espejo de Sol. Su riqueza medioambiental y los majestuosos paisajes que dibuja hacen de la Albufera un auténtico tesoro de la naturaleza y es en su marjal donde se cultiva, año tras año, el preciado arroz. La formación del lago tuvo lugar hace 1,8 millones de años a causa del cierre del golfo de Valencia por un cordón litoral. Posteriormente, la separación definitiva entre la Albufera y el mar se produjo durante la época romana.

Albufera, en árabe Al-buhayra, significa pequeño mar o marecito. Se trata de uno de los humedales costeros más importantes y representativos de la península, declarada Parque Natural en 1986. Además, fue en este entorno privilegiado donde nació la paella.

El lago y sus inolvidables atardeceres enamoraron a los pobladores romanos y árabes. Actualmente ocupa 2.100 hectáreas, logra una profundidad máxima de 1,5 metros y en sus hábitats conviven especies animales y vegetales en peligro de extinción. De hecho, miles de aves regresan anualmente dentro de sus rutas migratorias. En sus matas, formadas por islas de vegetación y los límites naturales entre el lago y los arrozales, estos animales encuentran el mejor hogar: un lugar fantástico para refugiarse y criar.

Este pequeño mar, constituido por agua dulce, está rodeado por 14.100 hectáreas de arrozales y una barra de arena (restringa) que lo separa del Mediterráneo.

LA CUNA DEL MEJOR ARROZ

Hablar de la Albufera es hablar de arroz. Aunque su cultivo fue asentándose poco a poco, a finales del siglo XVIII y a lo largo del XIX experimentó una importante expansión gracias a la llegada de agua dulce procedente de la Acequia Real del Júcar. En 1927, el rey Alfonso XIII entregó el lago al pueblo de Valencia. Los agricultores locales descubrieron las posibilidades que tenía el humedal y así comenzó el procedimiento del ‘aterrament’ de los cañares que lo rodeaban para transformar estos suelos en terrenos agrícolas.

Fue en este histórico escenario donde se originó la paella y donde pueden degustarse otras delicias de la gastronomía autóctona, como el all i pebre (a base de anguila del lago) y la llisa adobada.

Las ricas aguas de la Albufera han sido el sustento de pescadores y agricultores valencianos. Prueba de ello son las recetas típicas que ofrecen los restaurantes del poblado de El Palmar, entre los que, además del all i pebre, destacan la paella y el arroz a banda.

Arroz a banda en Albufera

EL MARJAL

El cultivo del arroz no puede entenderse sin el marjal, pues es en él donde hallamos sus campos: un total de 14.100 hectáreas del parque. Plantaciones, caminos, canales y acequias ocupan el 70% de la superficie del área protegida. La original paleta de colores que configuran sus paisajes durante las estaciones del año se debe a los cambios que experimentan los arrozales: verdes en verano, azules en invierno y marrones cuando la tierra se descubre.

Los arrozales también nos regalan biodiversidad y bellas estampas naturales. Su uso está protegido en el parque ya que se trata de una actividad humana compatible con la preservación del medio.

Tradición y modernidad se dan la mano en ellos, y del mismo modo sus ambientes acuáticos temporales son aprovechados en verano por diversos animales que acuden en busca de alimento y refugio, como es el caso de las elegantes garzas o las fochas.

el marjal de la Albufera